Entre lo que tu dices y lo que yo entiendo…

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«Hablábamos el mismo idioma y sin embargo, parecíamos no entendernos. Porque yo quería una cosa pero él (o ella) me daba otra. O directamente, no me daba».

Pero, ¿se lo pediste? Y ¿cómo lo pediste? Las relaciones interpersonales son algo tan cotidiano y tan difícil a la vez.

Pero por qué, ¿qué ocurre cuando la comunicación no fluye? Cuántas veces hemos querido que una pareja actúe de cierta forma sólo porque «debería» saber lo que yo quiero, sin que haga falta que se lo diga? Porque «debería» conocerme.

La realidad es que nadie «debería» nada. Y que tampoco somos «adivinos» de los deseos o inquietudes de los otros. El asunto de «los debería» fue enunciado por Albert Ellis quien nos habla del concepto de «pensamiento ilusorio o deseado» y lo denomina un error. Un error cognitivo.

Albert Ellis, fue el creador de la Terapia Racional Emotiva (TRE). Ellis partía de la hipótesis de que no son los acontecimientos los que nos generan los estados emocionales, sino la manera que tenemos de interpretarlos. Por tanto, si somos capaces de cambiar  nuestras ideas, seremos capaces de generar nuevos estados emocionales, menos dolorosos y más acordes con la realidad. Y lo más importante, más adaptativos. Porque al final, lo que importa, es funcionar bien. Y si con una idea que tenemos, no estamos funcionando bien, ¿para qué la queremos?

«Los debería» nos hacen daño. Pensar que «algo debería de ser«, que «alguien debería de hacer«, que «yo debería de…» no es más que una idea enquistada en cada uno de nosotros, y que si la planteamos como tal, como que nada ni nadie «debería…» nos despojamos de una pesada carga.  Esto ahorraría mucho sufrimiento en todos los aspectos de la vida.

En segundo lugar, el hecho de pedir. Parece que encontramos problema en pedir las cosas, bien porque creemos que no debería de hacer falta pedirlas, o porque eso nos hace vulnerables. Pero la realidad es que si no pedimos, si no le hacemos saber al otro cómo nos sentimos… el otro no lo va a adivinar. Además, la realidad es que no tiene por qué, que «no debería».

En este punto resulta interesante introducir el concepto de Asertividad. La Asertividad hace referencia a una serie de derechos (los derechos asertivos) los cuales todos poseemos y tenemos derecho a ellos. La Asertividad se define como: «la habilidad de expresar nuestros deseos de una manera abierta, directa y adecuada, logrando decir lo que queremos sin atentar contra los demás».

asertividad

Nos habla de que tenemos derecho a pedir, a expresar una opinión, o una necesidad.
Emplear la es saber pedir, saber negarse, negociar y ser flexible para poder conseguir lo que se quiere, respetando los derechos del otro y expresando nuestros sentimientos de forma clara.

 

 

¿Es interesante, verdad? No obstante lo más interesante de todo es aceptar, que el otro, tiene exactamente los mismos derechos, y que una vez nosotros «pedimos», decimos «cómo nos sentimos«, el otro tiene derecho a no poder dárnoslo, a no querer dárnoslo, o a no sentir lo mismo.

Si logramos dar ese salto al concepto, de nuevo, tenemos ya mucho terreno ganado en el terreno que hay entre yo y el otro.

Artículo:
Tania Soria. Psicóloga col. M-22296.  Especialista en Terapia de conducta y salud

marzo 20th, 2018 by