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enero 24th, 2019 by Tania Soria

A menudo en consulta me encuentro con pacientes cuyo problema colateral al margen del motivo por el que consultan (Ansiedad, estado de ánimo, problemas de Pareja…) tiene que ver con su dificultad en reconocer cuales son sus derechos como persona, y en la imposibilidad de ponerlos en práctica a la hora de relacionarse con los demás.

Llamamos DERECHOS ASERTIVOS a  aquellos que los seres humanos tenemos solo por el hecho de ser persona. Es decir, son unos derechos inherentes a la persona, y con los que contamos por el hecho de existir, por tanto son válidos para nosotros y para los demás que nos rodean. Vivir teniendo en cuenta nuestros derechos asertivos implica lealtad hacia tí mismo pero con respeto a los demás.

Vivir conforme a estos derechos implica conocerlos y ponerlos en práctica en nuestro día a día y en la relación con los demás.

 

¿CUÁLES SON LOS DERECHOS ASERTIVOS?

Smith propuso estos diez derechos asertivos básicos:

1. Derecho a ser tu propio juez.

Es el principal derecho asertivo y de él se deriva el resto. Ser tu propio juez implica el derecho a tener tu propia opinión, tu propio sistema de valores y creencias y actuar en consecuencia. Esta actitud conlleva asumir que eres el máximo responsable de tu vida, así como que puedes elegir cómo pensar, cómo sentir y actuar en cada situación, liberándote así de los mandatos sobre lo que se debe o no se debe hacer.
Ser tu propio juez significa también poder expresar a los otros lo que sientes y piensas y afrontar que no les guste.

2. Derecho a elegir si nos hacemos responsables de los problemas de los demás.
Esto implica tratar de respetar nuestros intereses al igual que los de las otras personas intentando buscar soluciones que conjuguen esta fórmula siempre que sea posible. Lógicamente, habrá situaciones en que ambos entrarán en conflicto y tenemos derecho a anteponer nuestras necesidades a las de los demás.

3. El derecho a elegir si queremos dar o no explicaciones.
Si eres tu propio juez y te comportas según tus valores, pensamientos y opiniones, no tienes por qué justificarte ante los otros, en el sentido de intentar convencer a nadie.
Obviamente, las otras personas también tienen el derecho asertivo de poder expresar su opinión sobre si les gusta o no lo que estás haciendo. En ese punto, la mejor fórmula es si es posible llegar a un acuerdo. En caso contrario, puedes respetar tus preferencias u optar por las de ellos si es eso lo que decides.

4. Derecho a cambiar de opinión.
Dado que cualquier situación puede ser vista desde múltiples puntos de vista y que la realidad está en permanente cambio, una persona asertiva tiene derecho a cambiar de opinión.

5. Derecho a cometer errores.
Se trata de uno de los derechos asertivos de mayor dificultad cuando caemos en la autoexigencia. Una actitud asertiva implica juzgarnos a nosotros mismos por los errores que cometemos, asumiendo que fallar es humano, es decir, algo normal y aprendiendo con responsabilidad del error para evitar cometerlo en situaciones futuras, pero liberándonos de las culpas asociadas.

6. Derecho a decir “no lo sé”.
¿Podemos saber todo? No. Por tanto, ejercer este derecho conlleva darse permiso para preguntar con tranquilidad sobre aquellas cosas que dudamos, no tenemos claro o no comprendemos. No estamos obligados a tener respuestas para todo.

7. Derecho a no necesitar la aprobación del otro.
Estamos ante uno de los derechos asertivos más importantes para conseguir armonía y plenitud en las relaciones personales. A todos nos gusta agradar a las personas es imposible poder agradar a todo el mundo. Conviene que de una forma asertiva aceptemos que hay personas a las que no les gustaremos de igual manera que a nosotros no nos gusta todo el mundo.
Condicionar nuestras acciones a la finalidad de gustar al otro, puede llevarnos a no ser fieles a nosotros mismos, a nuestros principios, a nuestros valores. Como señala Smith: “Nunca seremos libres si no somos capaces de arriesgarnos a hacer lo que deseamos, incluso si esto puede llevar consigo la antipatía del otro”.

8. Derecho a tomar decisiones ilógicas.
Esto está relacionado con el primero de los derechos asertivos, el de ser nuestro propio juez. Tenemos derecho a elegir nuestros objetivos, a tomar decisiones al respecto que pueden escapara a la lógica de otros, de la mayoría, pero que son coherentes con nuestros criterios y valores.

9. Derecho a no comprender las expectativas ajenas.
Ser asertivos significa que no tenemos la obligación de adivinar lo que los otros necesitan y esperan de nosotros. Es difícil descifrar expectativas ajenas y además, cuando nos embarcamos en ellos podemos cometer muchos errores.

10. El derecho a no ser perfecto.
Y por tanto a no querer intentar la perfección… Intentar mejorar es positivo pero también lo es asumir que queramos progresar pero que no nos interese alcanzar la perfección. La actitud asertiva pasa por que cada uno de nosotros juzgue y valide sus metas.

Referencias Bibliográficas.

Roca, E. (2003) Como mejorar tus habilidades sociales. Valencia: ACDE Ediciones

 

Vivir aplicando nuestros Derechos Asertivos nos libera de mucha carga emocional innecesaria que sin querer acumulamos en nuestra relación con los demás y con nosotros mismos.

Desde Psicotraining Madrid te invitamos a que comiences a practicar tus Derechos Asertivos.

 

Tania Soria. Psicóloga col.M22296

Psicotraining Madrid

 

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enero 3rd, 2019 by Tania Soria

Damos la bienvenida al nuevo año, y tras el empacho de comida y la alegría del cotillón y los confetis, llega el primer impacto. ¿Y ahora qué? Dejamos atrás un año repleto de momentos (buenos o malos) y nos llenamos de propósitos para el 2019. Propósitos que con el nuevo número no se cumplirán solos…

Fijarse metas realistas y alcanzables, así como valorar lo ya conseguido, es la clave para apreciar lo que tenemos y coger el impulso para el año que llega.

Dar las gracias nos hace más felices y nos ayuda a dirigirnos hacia las metas que nos fijemos. 

CÓMO HACER EL PASO DEL PROPÓSITO DE AÑO NUEVO A LOS OBJETIVOS  QUE CUMPLIR

 

La diferencia principal entre los propósitos típicos de año nuevo y objetivos o metas realistas es que los propósitos se quedan en el aire, a lo sumo duran unos pocos días para después comenzar a decaer y quedar en el olvido frustrado. Los objetivos o metas realistas están bien definidos, son medibles, realistas, alcanzables, y tienen fecha de cumplimiento así como sub-metas más pequeñas que tienen a su vez fecha que cumplir. 

Definir qué quieres conseguir y cómo vas a conseguirlo, te ayudará a clarificar el qué y cómo hacerlo. Una vez definido el qué quieres conseguir, habrá que determinar cómo vas a hacer para dirigirte a ese objetivo, qué pequeños actos vas a realizar cada día para trabajar en ello, y cuándo vas a hacerlo. Si una vez lo defines, estos pasos chocan con tu realidad, tu disponibilidad, tu voluntad o tus horarios… Esta no será una meta realista, y más vale que rebajes tus expectativas, o directamente deseches ese objetivo si no quieres acabar frustrándote y sintiendo que fracasaste en ello. 

Haz una checklist y tacha cada sub-objetivo conseguido. Tener un apoyo visual te ayudará a tomar conciencia de que estás haciendo tus tareas, y si no es así, a preguntarte por qué, y tal vez a hacer la tarea de redefinir o subdividir cada paso en otros pasos más pequeños que te dirijan al objetivo mayor. No pasa nada porque tu objetivo no se cumpla en los próximos 365 días, no es ninguna catástrofe. Lo importante es que trabajes en ello, y sepas que con tus pequeños actos estás contribuyendo a ello. Más vale que seas consiente de que tu meta tardará más en alcanzarse pero que te organices para alcanzarla, que la deseches por desesperación o falta de tiempo como consecuencia de una planificación poco realista. 

 

LA IMPORTANCIA DEL PARA QUÉ Y LA MOTIVACIÓN

 

Para dirigirnos a cualquier objetivo, incluso para hacer cualquier acción, necesitamos un para qué, un motivo. Si no hay un motivo para hacer las cosas, o no las haremos, o las empezaremos a hacer y poco después, dejaremos de hacerlo. El motivo por el que hagamos las cosas ha de ser importante y significativo para nosotros, y no para los que nos rodean, si no, de nuevo no tendrá la suficiente fuerza como para que nos mantengamos trabajando en ello. 

 

EL ESFUERZO

 

A veces nos desmotivamos porque no vemos resultados rápidos, o porque el esfuerzo que nos está costando es demasiado y terminamos por determinar que no merece la pena. Pero ¿Merece la pena? Si la respuesta es sí, que a la larga sí la merecerá, es importante educarnos en poner la mirada en el Largo Plazo y no dejarnos llevar por la inmediatez de resultados. Mirar a Corto Plazo puede darnos un reflejo de las desventajas que el esfuerzo nos está conllevando, sin embargo conviene mirar un poco más allá y asumir que ahora cuesta, pero que a la larga los resultados llegarán, y que el esfuerzo es totalmente necesario así como la paciencia y la espera. 

 

 

DENTRO DE UN AÑO

 

Cuando pasen estos próximos 365 días podrás echar la vista atrás, y ser realista de nuevo en la comparación entre el punto ene el que estás ahora y el punto al que has llegado. Si los resultados son buenos, felicítate. Si no ha sido así, no es cuestión de desanimarte, si no de mirar qué ocurrió para que tus objetivos de hoy no se hayan cumplido, así como qué parte ha dependido de tí, y qué parte ha sido ajena y ha tenido que ver con factores externos como la casualidad, la suerte, las circunstancias, los demás, etc. 

 

Y una vez dicho esto, desde Psicotraining Madrid te deseamos lo mejor para este 2019, y te invitamos a que cojas desde ya, un papel y un lápiz y comiences a definir objetivos y a determinar qué acciones vas a realizar para conseguirlos y cuándo vas a hacerlo, para transformar los propósitos en el aire en metas conseguidas dentro de un año!

 

 

 

 

 

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hygge
septiembre 30th, 2018 by Psicotraining
Nos pasamos la existencia en búsqueda de la felicidad, como un estado final al que llegar o alcanzar, y perdemos la perspectiva de que la felicidad son momentos, son las pequeñas cosas que vivimos, son lo que hacemos y nos encontramos durante este camino que llamamos vida.
Según un informe de la ONU que  se comenzó en 2012, Dinamarca es el país más feliz del mundo, hecho que se atribuye a dos causas. Una, el escandinavo estado de bienestar. Otra la práctica del Hygge.

¿Qué es el Hygge?

La traducción de esta palabra no existe como tal, pero viene a decir algo así como  «acogedor», «bienestar», «comodidad», «Libertad». Según afirman los daneses, tiene que ver con lo social, con compartir momentos de disfrute con otras personas. Dichos momentos de pequeños placeres que nos hacen felices, también pueden disfrutarse a solas.
La moda del Hygge, poco a poco empieza a irrumpir en nuestro país, por medio de libros como «Hygge: la felicidad de las pequeñas cosas» de Meik Viking. Y lo cierto es, que no parece ninguna tontería. La sociedad en la que vivimos nos empuja a las prisas, a la hiperestimulación de los sentidos, al consumismo, a la comida rápida…en fin, un ritmo vertiginoso del que desear parar por un momento y disfrutar, focalizándonos en el aquí y en ahora.
Trasladar esta filosofía a otros países como España, no parece del todo fácil, ya que nuestra cultura y nuestro clima no facilitan lo que a los escandinavos sí. Parece que las bajas temperaturas y el largo invierno les hubiera llevado a encontrar una forma de disfrute más hacia el interior (de la casa incluso) que hacia el exterior. Pero en verdad el concepto no tiene que ver tanto con la temperatura ni el lugar si no con la manera en la que vivimos la situación.
Para poder ser felices lo primero es querernos y respetarnos a nosotros mismos, y a partir de ahí, podremos disfrutar de las demás cosas. Esta sería la primera premisa. La segunda premisa es disfrutar cada día por unos minutos de la sensación de paz y tranquilidad.

¿Cómo practico entonces el Hygge?

1) Haz de tu ambiente un lugar cómodo: Los elementos de decoración y los objetos pueden ayudarte a hacer de tu sitio un lugar bonito en el que te guste y te relaje estar. Ropa cómoda, edredón, un buen libro y un café en una mañana de domingo. Eso es Hygge.
2) Busca tu momento: Dedicar un tiempo cada día a hacer aquello que nos gusta o nos hace sentir bien, es fundamental para sentirnos bien. La idea es cuidarse y relajarse, a pesar de las obligaciones.Prueba los beneficios.
3) Abre tu casa a los demás: Una reunión con amigos, una merienda, o una comida en casa juntos. A los Daneses les encanta reunirse en sus casa y compartir el tiempo con los suyos allí. Pero una cena en un restaurante con amigos también puede resultar Hygge.
4) Crea un ambiente acogedor: Música de fondo, iluminación, velas… jarrón con flores secas sobre la mesa y tazas bonitas. Esto también es Hyggelig.
5) Todo lo que rompa ese estado de relax no es Hygge. Evítalo si puedes:  Los temas escabrosos, la política, todo lo que crispa a la gente… hace que el momento Hygge se rompa, y con ello la tranquilidad, el relax y el disfrute. Pensar en el trabajo fuera de él, en los problemas, las prisas… todo esto rompe el estado emocional de paz.
6) Mejor en grupos pequeños pero de calidad: Mantener una conversación y no estar pendiente de varias a la vez con interrupciones, eso es Hygge. Demasiados estímulos no ayudan. Es mejor disfrutar de una reunión con un pequeño grupo de amigos con los que poder conversar y disfrutar de ello.
7) El placer de cocinar: Para los Daneses cocinar y preparar bebidas calientes es también otro pequeño placer para compartir con los suyos. Puedes hacerlo solo o en compañía, disfrutando de la preparación con el cuidado que requiere, y también del momento de degustar, cuidando siempre los pequeños detalles.
8) Haz cosas hyggelig: La felicidad está en lo sencillo. Hacer aquello que te guste. Juegos de mesa, dibujar, tejer… Pero sin el móvil,  la televisión o la Tablet, pues es lo contrario al relax y queda excluido.
9) Si quieres seguir la filosofía Hygge para ser feliz no hagas cosas unhygge: Lo que nos aleja de la paz, del relax, de lo cómodo, de lo placentero… nos aleja del Hygge. Ver una película de acción o terror es un ejemplo. Un bar típico con gentío, ruido… tampoco lo es. Sí lo serían aquellos lugares bonitos y tranquilos, de cuidada decoración, en los que entramos y sentimos paz y comodidad, así como ver una película calmada que nos haga sentir bien.
10) Mantente consciente: Saberse disfrutando de estos pequeños placeres tranquilos, es esencial. Este punto está muy relacionado con el concepto de Mindfulness o conciencia plena, y con el movimiento de Slowliving. Además de saberlo, es importante expresarlo, proponerlo en los planes conjuntos o proponértelo a ti mismo, sabiendo lo que vas a hacer, con este fin, y cómo hacerlo. Como quien planea: «Hoy vamos a ir a ver un partido de fútbol al bar» (no hygge) poder planear: «Hoy vamos a tomar un té en mi casa, ver una peli comiendo pizza, o jugar a un juego de mesa, y vamos a pasar una tarde Hygge«.

¿Prefieres los placeres Hygge que están de moda o los españoles?

Según algunas encuestas los pequeños placeres que más valoramos los españoles por orden, son los siguientes:
– Parar el despertador y poder seguir durmiendo.
– Tener preparada al llegar a casa la comida favorita.
– Dormir con el sonido de la lluvia.
– El olor a mojado de la lluvia.
– Los momentos de silencio total.
– Reír a carcajadas.
– El olor de las páginas de un libro.
– Encontrarse dinero en un bolsillo que no sabías que tenías.
– Mover la cabeza al lado frío de la almohada en verano.
– Quitarse los zapatos después de un día agotador.
– Entrar en un lugar con calefacción después del frio.
– Escuchar sonar tu canción favorita en la radio.
– Mojarse la cara en un día de calor.
– El olor a café.
– Pisar las hojas secas del otoño.
– Beber algo caliente en un día de frio.
– Ponerse ropa recién limpia.
– El calor de las fotocopias recién limpias.
¿Y tú, cuáles son tus pequeños placeres?
Tras estas dos listas propuestas, lo que recomendamos desde Psicotraining Madrid es que tú mismo confecciones la tuya. Es importante que conozcas qué pequeñas cosas causan placer, paz, o tranquilidad en ti.  Por el disfrute, y porque tener tu propia lista te ayudará en aquellos momentos en los que peor te sientas y necesites recobrar la paz. Como una táctica amortiguadora del malestar, de las preocupaciones, y de tu día a día. Dedicarte unos momentos Hygge, de paz, de placer o de tranquilidad, te ayudará a recobrar el equilibrio y bienestar
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Articulo: Tania Soria. Psicóloga col. M22296. 
               Fundadora Psicotraining Madrid. 

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septiembre 15th, 2018 by Psicotraining
Desde hace un tiempo hemos empezado a oír a hablar de un nuevo término para referirse a un determinado tipo de personas, las personas PAS o Personas Altamente Sensibles. 
 
La primera vez que escuché este término fue es una página web de actividades en grupo. En concreto el grupo era para pasar tiempo de ocio con personas que se consideran altamente sensibles. Normalmente este tipo de webs de actividades en grupo para jóvenes y adultos, pueden ser un buen recurso para conocer gente con la que compartir aficiones, y en ocasiones le recomendamos a nuestros pacientes que exploren esta posibilidad cuando se trata de ampliar su red social.
Desde luego el nombre de este grupo no me resultó indiferente. De esto hace ya algún tiempo, no obstante, poco a poco se empieza a escuchar este nuevo término que incluso a los psicólogos nos pilla de sorpresa. Son muchas las teorías de la personalidad que reúnen ciertos rasgos para definir a las personas en función de aquellos rasgos más sobresalientes, pero hasta ahora ninguno que hiciera referencia a esto como tal. 
 
 
La primera en introducir este nuevo termino en España fue la psicóloga Elaine Aron en 2006 con su libro «El Don de la sensibilidad» , libro en el cual recoge los estudios realizados por la autora en la década de los 90 sobre ello y que fueron motivados por la necesidad de comprenderse a sí misma y su manera de procesar la información.
 
La alta sensibilidad queda definida por una sensibilidad extrema que hace a la persona percibir el mundo con más intensidad tanto en los aspectos positivos como en los negativos. Se trata de «vivir con más intensidad» los estímulos, las relaciones interpersonales, y la amistad. Aproximadamente en un 20% de la población posee dicho rasgo de personalidad, y hay investigaciones científicas que lo avalan. 1 de cada 5 personas es altamente sensible.
 
Para saber verdaderamente si eres una persona altamente sensible, deberías realizar un test que midiera dicho rasgo, y aún así sería meramente orientativo el resultado que sería bueno contrastar con un psicólogo terapeuta.
 

Pese a ello, algunos de los rasgos que las personas PAS suelen mostrar son los siguientes

 

1. Procesamiento profundo de la información

Es la característica principal de estas personas. El sistema neurológico de estas personas es capaz de procesar con mayor intensidad tanto pensamientos  como   sentimientos. La investigación demuestra que en las personas altamente sensibles se activan áreas del cerebro relacionadas con el procesamiento profundo y consciente que, en el caso de las personas no PAS, no se activan realizando las mismas acciones.
Esto supone una capacidad reflexiva mayor, un escudriñamiento profundo de la información que recibe del exterior, pudiendo extraer conclusiones certeras.
En definitiva son personas con gran capacidad de análisis y síntesis. 
 

2. Sobre-estimulación del sistema

 
Para las personas altamente sensibles, los ambientes con muchos estímulos resultan más perturbadores que para las personas que no lo son, lo cual les lleva a  retirarse  y/o a evitar este tipo de ambientes para poder recuperar su equilibrio personal y emocional. Los lugares tranquilos, incluso en soledad, son los preferidos para ellos, y es donde más a gusto se sienten. 
 

3. Alta empatía y intensa emocionalidad

 
Sus respuestas son más emocionales y por lo tanto más intensas. Viven todo más intensamente. Todo lo experimentado se amplifica (incluso ver una película de miedo o   acción, puede resultar  muy activador para el sistema nervioso de la persona PAS. Esta forma de vivir las emociones facilita que las personas PAS sean muy empáticas hacia el resto. 
 

4. Sensibilidad hacia las sutilezas

 
Las personas PAS perciben cosas a su alrededor que para el resto pueden pasar inadvertidas, y no solo en lo referido a estímulos que tienen que ver con los sentidos(sonidos, colores, olores), también a nivel de energías positivas o negativas, o algo difícil de definir, pero que sin duda resulta como si las personas altamente sensibles llevaran puesto un radar al que no escapa un detalle.
 
 
 
Todas estas características son fruto del sistema nervioso de la persona que es el que hace que la percepción de estas personas sea tan característico tanto, para los estímulos físico como para lo emocional, y en su procesamiento .
 
Ser una persona PAS no es por tanto ningún trastorno, si no un tipo de personalidad. Está en parte relacionado en un porcentaje con el rasgo de personalidad introvertida. rasgo del cual se habla también últimamente como rasgo positivo para las personas que lo poseen. El libro «El poder de los introvertidos» de Susan Cain, habla precisamente de ello, en un sentido positivo. Hacerse eco tanto de los introvertidos como de las personas altamente sensibles, es de gran importancia ya que en esta sociedad que vivimos, suele premiarse el ser extrovertido, así como favorecer los espacios y lugares con sobre-estimulación.
 
Lo importante para las personas PAS es conocerse, aprovechando así las características que poseen para que jueguen a su favor. Sentirse diferente, juzgado y alejado del resto, lleva a las personas altamente sensibles a sentirse insatisfechos.  Pero hay que usar la sensibilidad a tu favor y no confundir sensibilidad con fragilidad. 
 
Por ello os dejamos algunos consejos para que jueguen a tu favor si eres una persona PAS:
 
  1. Trabaja y cuida tu autoestima
  2. Acepta que eres una persona con mayor sensibilidad que el resto.
  3. Utiliza la sensibilidad para crear. Potencia tu creatividad tanto en tus momentos de ocio como en el terreno laboral.
  4. Haz un uso correcto de la empatía y protégete aprendiendo Asertividad para saber poner los límites entre lo tuyo y o de los demás a nivel emocional.
  5. Aprovecha tu sensibilidad y de las dotes para trabajar en equipo.
  6. Sal de tu zona de confort y explora cosas nuevas.
  7. Aprovecha tu percepción de los estímulos para quedarte con los espacios y actividades que mejor te hagan sentir.
  8. Aprende a parar tus pensamientos y a no caer en una infinita reflexión o no que es lo mismo «la parálisis por el análisis».
  9. Potencia las relaciones de calidad y duraderas.
  10. Aprovéchate de tu sensibilidad, la intuición no te fallará en una gran parte de los casos.
 
 
Autora: Tania Soria. Psicóloga col. M22296.
Fundadora de Psicotraining Madrid
Especialista en Terapia de Conducta y Salud. Terapeuta EMDR

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estrés post vacacional
septiembre 3rd, 2018 by Psicotraining

«El Síndrome Postvacacional no existe, los síntomas que notamos al volver de las vacaciones y reincorporarnos al trabajo, sí»

 

Llega Septiembre y con él el fin de la arena, las sillas y sombrillas, y el vuelta y vuelta al sol.  Despedirse de días de luz, y las largas noches de verano, del tiempo libre, de las cenas con amigos, etc. no es tarea fácil.
Para algunos volver a la rutina se convierte durante unos días en lo más temido. Pero, ¿Es para tanto?  Se escucha hablar de depresión postvacacional, estrés postvacacional, ansiedad postvacacional
Son muchos los factores que influyen en este cambio y caída en el estado de ánimo, pero según afirma la Psicóloga Tania Soria, «el síndrome postvacacional no existe, los síntomas que notamos al volver de vacaciones y reincorporarnos al trabajo, sí«.
Desde la psiquiatría y la psicología no hay ningún síndrome o trastorno contemplado que haga referencia a este hecho. Sí es cierto que al regresar tras las vacaciones al trabajo, muchas personas dicen encontrarse más decaídos, apáticos, o con falta de energía.  El cansancio injustificado, las dificultades para conciliar el sueño, o la falta de concentración, son también algunos de los síntomas que los trabajadores que se reincorporan tras el periodo de descanso afirman sentir. Los pensamientos negativos y pesimistas también son típicos en esta época, pero con un matiz, afirma la psicóloga: «Las ideas negativas referidas al trabajo sucederán siempre y cuando la persona no esté satisfecha con el mismo, y se verán agravados cuanto menor sea la satisfacción con las labores que se desempeñan o bien con el ambiente del centro, la relación con los compañeros, o un sueldo insuficiente«.
El estrés, síndrome o depresión postvacacional, son términos surgidos de manera popular, muy utilizados en esta época del año, y que adquieren amplia repercusión en los medios de comunicación año tras año por esta época.
Hacen referencia al proceso (natural) de estrés que nos toca afrontar tras las vacaciones para re-adaptarnos de nuevo a nuestra vida habitual, con las obligaciones (laborales o escolares) y el cambio de hábitos que esto conlleva.
Volver de las vacaciones no implica tener que pasar por este «síndrome» realmente inexistente como tal. Pero no podemos negar que el cambio que se produce es lo suficientemente importante como para causar cierto desequilibrio a distintos niveles en la persona. Las horas de luz se reducen, el ritmo y los hábitos de sueño cambian, y en muchos casos el tipo de alimentación también. Todo esto tiene un efecto biológico innegable en nuestro cuerpo.
Desde la consulta de psicología Psicotraining Madrid, nos cuentan que no es tanto el volver a la rutina o el enfrentarse a los problemas no resueltos (que siguen existiendo una vez volvemos del verano) lo que nos produciría ansiedad o tristeza, si no más bien la pérdida de los reforzadores positivos que el verano y las vacaciones conllevan: Actividades de ocio placenteras que durante el año no realizamos, familia y amigos a los que elegimos ver más, terrazas y cenas apetitosas con las que nos homenajeamos, largos paseos y ejercicio al aire libre…. Son más bien estas cosas sin las que nos quedamos una vez que volvemos a la rutina, y no tanto la visión negativa que usualmente se da sobre el malestar que produce la vuelta al trabajo. «No es lo que de nuevo hacemos, es lo que nos perdemos«.
sindrome post vacacional
Algunos trucos para superar este periodo de adaptación son:
  1. Programar la vuelta de vacaciones con tiempo, para volver a habituarnos a nuestra casa, nuestro espacio, y nuestros horarios de forma progresiva y no drástica de un día para otro.
  2. Retomar las horas de sueño y los horarios de acostarse y levantarse de la forma más progresiva y ordenada posible, sin largas siestas que pudieran afectar al    sueño nocturno, ni acostarse a altas horas de la noche.
  3. Reducir durante unos días el consumo de cafeína y similar. Ayudará tanto al sueño como a un mayor estado de tranquilidad.
  4. Realizar ejercicio físico. Ayuda a producir endorfinas (hormona de la felicidad) y a reducir la ansiedad y el estrés.
  5. Darse permiso para seguir disfrutando, quedando con amigos o realizando actividades de ocio con las que se disfruta.
  6. Organizar tu tiempo y pon límites, nadie mejor que tú sabe lo que necesita, escucha tus necesidades y practica el «decir no» a aquellos planes que se interpongan en tu labor.
  7. Practicar el arte de parar tus pensamientos negativos y relativiza. Nada de lo que ocurre ahora es «tan» grave, por mucho que a todos nos gustaría que las obligaciones fueran una opción, y las vacaciones prácticamente eternas en este momento.
  8. Manejar la ansiedad controlando dichos pensamientos, practicando ejercicios de relajación y respiración.
  9. Tener paciencia. El periodo de adaptación al nuevo ritmo no suele extenderse demasiado en el tiempo (10-15 días). Mientras tanto, intenta encontrar el lado positivo, y no dejes de lado aquello con lo que disfrutas o te relajas, pues aunque estés trabajando de nuevo, es muy necesario para tu estado de ánimo.
  10. Si pese a todo esto, el malestar continua y se alarga en el tiempo, consulta con un especialista. Seguramente entonces haya cuestiones sin resolver en tu vida que provocan ansiedad y/o depresión y que requieren de Terapia Psicológica, previo diagnóstico correcto.

 

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terapia cognitivo conductual
agosto 27th, 2018 by Psicotraining
El complejo de inferioridad hace referencia a un sentimiento de ser inferior a los demás, y vas más allá de un momento puntual de menor autoestima.
Digamos que es un sentimiento estable y duradero en el tiempo y que inunda la totalidad de los aspectos de la persona en su día a día y con respecto a su entorno social, y no tiene por qué tener que ver con una realidad si no más bien con la percepción que la persona tiene de sí misma y de los demás.
Pese a ello, sí que es cierto que las personas con complejo de inferioridad tienden a digerir mal sus fracasos y lo viven de una forma más intensa y con mayor carga emocional negativa. La persona está convencida de que no triunfará en nada que emprenda, lo cual puede ser incapacitante pues el hecho de creer que aquello que haga estará mal hecho, conlleva el dejar de intentarlo.
El médico y psicoterapeuta austriaco Alfred Adler (1870-1937) se hizo famoso por su concepción del «complejo de inferioridad».
Adler concebía al ser humano siempre en relación a las demás personas. Afirmaba que es en la infancia cuando en vez de sentirse aceptado, querido y apreciado,  el niño puede llegar a tener la convicción de que «vale menos» que las demás personas.
Para Adler el papel del tipo de educación que hubieran recibido las personas por parte de sus padres era fundamental. Si el modo de educarlos fue inadecuado, conduciría al individuo al «sentimiento de inferioridad«.
  • Una educación demasiado autoritaria llevaría al niño a no sentirse apreciado ni aceptado.
  • Una educación demasiado consentidora llevaría a que el niño no aprenda el respeto por los demás.
  • Y una educación sobreprotectora haría mal al niño por criarse entre algodones.
miedo al fracaso

Algunos de los síntomas más frecuentes de las personas con complejo de inferioridad son:

 

  • Sentirse menos que los demás
  • Creerse con grandes limitaciones
  • Sentimiento de fracaso
  • Envidia hacia los demás, los cuales consiguen/tienen lo que la persona no
  • Tendencia al aislamiento, a alejarse de los demás
  • Críticas y disfrute con el fracaso de los demás

¿Cómo superar el complejo de inferioridad?

Lo más adecuado a día de hoy pese a que este concepto tenga una trayectoria antigua y procedente de otras corrientes, es la terapia cognitivo-conductual.
Identificar qué pensamientos hay detrás de nuestros actos y qué consecuencias emocionales y sociales tienen, es la base de este trabajo.
Poder cuestionar estas creencias y estos esquemas de pensamiento que tienen que ver con nuestra manera de vernos y de percibir el mundo es básico.
Buscar pruebas de realidad y cambiar estos pensamientos por otros más adecuados es finalmente el camino para el cambio.

Algunos Tips para mejorar nuestra relación con nosotros mismos son los siguientes:

  • No te compares con los demás.
  • Evita pensar que los demás son mejores que tú.
  • Conócete, toma conciencia de tus verdaderos logros y del valor que realmente tienen, pero también de tus defectos verdaderos, sin que esto último resulte frustrante.
  • Sé consciente de tus limitaciones reales, y proponte objetivos reales que verdaderamente estén a tu alcance y puedas cumplir.
  • Confía en ti y en tus posibilidades, así como en que mereces los logros que consigues, y no minimices su importancia ni los atribuyas a causas externas;
  • Tus logros son tuyos, y de nada ni nadie más.
Realiza continuos esfuerzos por manejar tus pensamientos y reconducirlos hacia estas realidades anteriormente nombradas. Que estos nuevos pensamientos sucedan de forma automática, requiere de mucha práctica, no te frustres si desde el principio no fluyen solos, tú eres el único responsable de tus ideas y pensamientos para cambiarlos. El hecho de que hayas vivido experiencias negativas en el pasado no tienen por qué determinar tu presente ni tu futuro.

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psicologo en madrid
junio 13th, 2018 by Psicotraining
Sería genial poder llevar contigo siempre tu pequeño botiquín de primeros auxilios psicológicos, y usarlos como quien se pone una tirita cuando le roza el zapato, o como cuando aún con todo el día por delante le duele la cabeza y saca un paracetamol.
Parece sencillo hablar de cuidados o remedios cuando de la salud física de trata. ¿Por qué no hacer los mismo con nuestra salud emocional? Sería ideal poder llevar contigo un pequeño botiquín o una maleta grande invisible (no importa el tamaño, porque cuanto más grande mejor) y utilizar cada uno de esos cuidados en el momento que lo necesites. ¿Qué te parece? ¿Te gusta la idea? Pues es precisamente eso lo que hacemos cuando un paciente acude a nuestra consulta de psicología en Madrid. Proveerle de recursos, herramientas, habilidades, y cuidados en general para que pueda utilizarlos cada vez que haga falta una vez sale por la puerta de la consulta.
Es muy común la idea del psicólogo como un ser impasible sentado mientras el paciente habla y habla durante la sesión sobre sus problemas, pero nada más lejos de la realidad. O al menos desde nuestro enfoque. Acudir al psicólogo no significa pasividad, ni enfermedad mental si quiera. Significa dotarte de recursos. La terapia no dura para siempre, lo que en ella aprendes, sí.
Imaginemos que una persona acude a la consulta con síntomas de ansiedad. Durante la terapia se irá armando de recursos que le ayuden a contrarrestar todos sus síntomas. ¿Qué es lo que aprenderá?
  • Aprenderá qué es lo que le ocurre y por qué le ocurre.
  • Aprenderá a respirar.
  • Aprenderá a relajarse.
  • Aprenderá a sentir control sobre aquellas situaciones que a día de hoy cree no poder manejar.
Digamos que estas herramientas le servirán a nivel físico para manejar los síntomas (sudoración, palpitaciones, inquietud…) Pero también aprenderá a:
  • Reconocer qué situaciones le disparan la ansiedad.
  • Cómo reacciona ella ante dichas situaciones.
  • Qué alternativas puede haber para reaccionar de otra manera.
  • Cómo estas alternativas hacen cambiar cada uno de los elementos de la ecuación… (quién haya iniciado ya alguna vez una terapia cognitivo conductual, sabrá con esto a qué nos referimos).
Mucha gente cree, cuando como psicólogos les planteamos que es posible cambiar de manera de pensar, que eso es imposible. Bueno, pues de nuevo ahí otro elemento del que les proveemos.
Cambiar los pensamientos que «no sirven» no significa cambiar de personalidad o forma de ser. Más que nada, porque cambiar de personalidad en una persona sana es prácticamente imposible. Todos tenemos una personalidad y esta es estable, se mantiene a lo largo de los años.
Con esto lo que queremos decir es que por acudir a un psicólogo no vas a cambiar tu forma de ser, tu esencia ni tu personalidad. En todo momento seguirás siendo tú. Un tú pero en versión mejorada, digámoslo así. Lo que hará que mejores será el dejar atrás los pensamientos sobre ti, sobre el mundo, y sobre el futuro, que no te sirven. Los que no te ayudan.
Cambiar de comportamiento, cambiar tus acciones, también es posible.
Negarse ante esta posibilidad es solo fruto del desconocimiento, pero no pasa nada, porque para eso estamos también, para aclarar todas las dudas que puedan surgir durante el proceso terapéutico.
Vamos a poner el ejemplo de un paciente que tenga vergüenza a hablar en público y que ha de presentar un proyecto, una tesis, etc. ¿Qué se llevará consigo? ¡Habilidades!
Confianza, recursos de comunicación, reformulación de sus ideas negativas sobre sí mismo, sobre los demás y sobre esa situación temida, técnicas para rebajar su nivel de activación física.
En fin, no parece poco ¿no? Se va a llevar sin duda todo lo necesario para hacerle más fácil enfrentarse a esa situación. Nosotros se lo transmitimos, él o ella lo pone en práctica. Así funciona. Y una vez que el paciente puede experimentar por sí mismo los cambios, es más fácil tirar del hilo imaginario y continuar el progreso a pasos más adelantados.
Esto es una pequeña explicación sobre qué es un proceso de terapia psicológica. Es un pequeño ápice de lo que acudir al psicólogo significa, pero consideramos que puede ser útil de explicar, al menos cómo desde Psicotraining Madrid lo vemos. Una experiencia activa, participativa, interactiva, cercana…. Un pequeño gran botiquín de primeros auxilios para las dificultades de tu día a día que llevarás contigo para toda la vida.
Algunos cambios serán más visibles y los utilizarás cada día de una manera natural casi sin darte cuenta. Otros, tendrás que poner un poco más de control y esfuerzo, para utilizar en situaciones más complicadas, pero siempre, lo importante será la diferencia en el resultado, tu experiencia de afrontamiento, la desaparición, disminución, o tolerancia del malestar que antes no eras capaz de manejar.
Si tras leer este post te ha surgido alguna duda, puedes contactar con nosotros y estaremos encantados de ayudarte y de animarte, porque si estás pensando en acudir a terapia pero aún no lo has hecho, tan solo necesitas un pequeño empujón para empezar a empoderarte de todas estas «tiritas y pildoritas inocuas» que llevarás en tu bolsillo para siempre. 

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mayo 7th, 2018 by Psicotraining

La opinión de los demás, ese gran lastre.  ¿Pero por qué?

Cuéntale a todas tus amigas, a padres y a compañeros de trabajo un problema personal que tengas, que de cada uno tendrás su opinión. Tantas como personas a las que les hayas contado el problema.  Algunas incluso, en la misma dirección pero por parte de varias personas diferentes. Pero… ¿Y qué saben ellos?

 

¿Te ha pasado? ¿Te has llegado a sentir molesto por las opiniones y juicios de los demás?

Es difícil que no nos importen en absoluto las opiniones de los demás, sobre nosotros o sobre cómo estamos haciendo las cosas. Somos seres sociales, nos importa el grupo. Aprendemos desde pequeños de esta manera.  Son nuestros padres y cuidadores quienes nos dicen lo que está bien y lo que está mal. Lo que puedes decir y lo que no, y cómo te debes de comportar. Y es normal, no tenemos otra referencia. Crecemos y aprendemos en función de las personas que tenemos a nuestro alrededor, les convertimos en un espejo necesario para aprender.

En la adolescencia los amigos y el grupo de convierte en la referencia, y vestimos como visten los demás, nos compramos la mochila que está llevando el resto, y nos gustan los mismos grupos que a todos los fans (o bien todos los grupos de música que no le gustan a esa mayoría, para identificarnos con la minoría porque “nosotros somos diferentes” y no queremos ser como los demás”).

Pero es lo mismo. Nos identificamos con un grupo, tenemos una referencia y creamos a partir de ella nuestra identidad. Pero, ¿qué pasa cuando ya hemos crecido? tenemos nuestra identidad formada, y aún así la necesitamos o no afecta.

 

Como humanos que somos además de seres sociales, somos seres de costumbres. Nos enamoran las rutinas. Si cada vez que algo te ocurre, tiendes a pedirle opinión a todos y cada uno de los seres de tu alrededor, será fácil que la próxima vez vuelvas a hacerlo, y así en todas las veces.

El problema llega cuando lo que recibes de los demás deja de gustarte. Tienes la costumbre y te sientes cómodo, pero deja de gustarte.  Como seres sociales que somos, nos gusta ser aprobados, queridos, aceptados por los demás, y  llega un momento en que sentimos que dejamos de serlo. Ese es el momento en el que si damos demasiada importancia a la opinión y aprobación de los demás, estaremos teniendo un problema. Nos generará estrés, inseguridad, y duda.

 

Pero la realidad es, que cuando cuentas un problema, lo que cuentas es una parte, las personas lo único que reciben son unos datos,  no están en tu piel para vivirlo. Una parte “del Todo” es lo que saben.

 

De lo que cuentas, seguramente una parte es  lo que te escuchan,  y otra más pequeña con lo que se quedan.  Luego están los sesgos. Los prejuicios. Su experiencia. Lo que vivieron ellos en una situación que (a ellos) les parece similar. Te aconsejan en función de lo que ellos creen que saben, de lo que ellos vivieron, y de lo que en definitiva aprendieron.

 

En fin, una cantidad de hechos que hacen que la opinión o el consejo que te den, sea algo tan subjetivo como para que  tengas que hacer caso…

 

Aceptar la opinión de los demás no es lo mismo que hacer caso a la opinión de los demás.

¿Entiendes esta parte?  Puedes aceptar que los demás tienen derecho a opinar, a pensar, a juzgar lo que quieran. Al fin y al cabo todos lo hacemos, no podemos controlarlo el 100% de las veces, se generan de forma automática. Pero por una parte, que piensen algo sobre ti, no significa que siempre tengan que decírtelo.

Recordemos que las opiniones o consejos mejor darlos cuando se te han pedido. Por otra parte aun habiéndose pedido la opinión o el consejo, no tienes por qué asumirlo sin más y creertelo. El truco está en parar y pensar.

 

Preguntarte, ¿Voy a dar valor a esta crítica, a este juicio, a esta opinión?.

Valorar, no tragar a ciegas ni sin masticar. Porque si no nos llenaremos de ideas que no nos pertenecen, de juicios que no nos pertenecen, y actuaremos como actuaría el otro, y no como actuaría nuestro  “Yo”.

 

En psicología conductual se utiliza la técnica DAE (Técnica de Detección y Afrontamiento de etiquetas) para gestionar las opiniones de los demás.

Con esta técnica trabajamos  la idea de que LA PARTE NO ES IGUAL AL TODO.

Por ejemplo, el hecho de que un día te hayas comportado de una cierta manera no te lleva directamente a que seas de esa manera.

 

Que un día llegues tarde no te convierte en un impresentable, o  que te comieras el último canapé de la bandeja sin preguntar (conducta) no te convierte en un egoísta (etiqueta).  Vemos aquí la diferencia entre una conducta aislada y una etiqueta generalizada.

 

También trabajamos confeccionando una lista de etiquetas no deseables para la persona, en cuanto a que los demás  las asocien a ti. Hay personas que son mucho más sensibles a la evaluación negativa que otras, son estas las que más sufren cuando alguna de estas etiquetas se activa a raíz de la relación interpersonal.

 

El truco está en identificar aquellas situaciones cotidianas en las que nos comportamos de una manera determinada por miedo a que nos “etiqueten” como algo que no queremos ser.

 

Es entonces cuando hay que valorar si comportarse o tener una actitud concreta encajan dentro de lo que no se quiere ser y si también es igual a serlo.

 

Por ejemplo, “decir que No”  ante una petición puede ser de persona egoísta, pero puede también no serlo. Decir que No puede ser signo de ser una persona segura y con mucha personalidad. Es decir, la categoría “Ser egoísta” y “Ser una persona segura”  comparten entre sí la conducta “saber decir que No”. Pero ser egoísta tiene otras muchas características así como ser una persona segura y que no tienen nada que ver entre sí.

 

Las opiniones de los demás no siempre coinciden con la realidad, no le demos por tanto más importancia de la que tienen y aprendamos a que no nos afecten.

 

 

Artículo: Tania Soria. Psicóloga col. M-22296  Especialista en Terapia de conducta y salud

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abril 18th, 2018 by Esteban Valente

Dolor y emociones se encuentran muy ligados y da igual el orden en el que aparezcan. Las emociones provocan dolores físicos, y eso es un hecho. Del mismo modo, el dolor físico desencadena emociones. Desde la psicología podemos trabajar tanto los sentimientos de tristeza, desesperanza y melancolía, como los síntomas de dolor. Llegamos al porqué del problema, a los motivos por los que apareció y a los factores que actualmente hoy por hoy, están permitiendo que ese dolor, o que esa tristeza y desmotivación, continúen.

Solo nosotros podemos generar el cambio. Pero a veces no es fácil encontrar el cómo. Nos preguntamos continuamente por el porqué, y olvidamos hacernos otras preguntas.

Compadecernos de por qué me ha tocado a mí, o por qué las cosas son como son, y no de otra manera, nos envuelve en un estado del que es difícil salir. Nos adentra en una especie de madriguera oscura, que nos aparta de la solución. Lo peor, que no nos damos cuenta. 

Cambiar es posible. El mero hecho de comenzar a hacer las cosas de otra manera, ya nos lleva a resultados diferentes. Adentrarse en una terapia psicológica es como descubrir que sí había un lugar por donde salir, que sí podía hacer cosas para continuar disfrutando, que soy capaz de manejar mi dolor. Que mi dolor no siempre está, y que soy yo quién le doy lugar en mis días, o el que puedo hacer cosas a pesar de él. Y tan solo un pequeño cambio, tan solo el vivir la experiencia de él, nos impulsa hacia el cambio radical en nuestras vidas.

Las emociones constriñen el cuerpo además del alma

Dolor y depresión

El dolor crónico y la depresión pueden estar relacionados. La persona con dolor crónico ve limitada su vida en muchos aspectos (laborales, sociales, familiares, sexuales, etc.). El hecho de que la persona con dolor crónico se vea limitada y tenga que dejar de hacer ciertas actividades que previamente le generaban placer, es precisamente lo que provoca una disminución de su estado de ánimo: El verse incapaz de salir con los amigos, de ir de viaje, o por tener que estar siempre pendiente de su dolor.

La depresión en sí misma va a acompañada de síntomas físicos, que no son ni más ni menos que la somatización de las emociones. Es fácil encontrar en la consulta, pacientes diagnosticados de depresión, que además hacen referencia a síntomas como dolores de cabeza, de tripa, etc.

Por tanto, nos encontramos ante mismos síntomas, pero por diferentes razones. En el primer caso estaría el paciente con dolor crónico, del tipo que sea, y que a raíz de este dolor, su estado de ánimo comenzó a descender, llegando a la depresión.

Por otro lado, aquel paciente que tiene depresión por los motivos que sea (ruptura de pareja, problemas familiares, dificultades en la escuela, problemas laborales, etc.) y que ve acompañado el sentimiento de tristeza, por dolores físicos de cualquier tipo.

El dolor agudo es un dolor que aparece rápidamente y cuya duración es inferior a los 6 meses. Normalmente, provoca limitaciones personales, y un ejemplo podría ser el dolor que se siente tras una operación quirúrgica en alguna parte del cuerpo.

El dolor crónico es en cambio un dolor que se alarga en el tiempo, y frecuentemente genera un alto grado de ansiedad y posterior depresión.

El concepto de dolor y su evolución

El concepto de dolor ha ido evolucionando a lo largo de la historia. Inicialmente, filósofos como Aristóteles, entendían la experiencia de dolor como una emoción. Descartes lo entendió como el resultado de estímulos nocivos que nos hacían daño. Desde la religión en cambio el dolor se consideraba impuesto por Dios, ya fuera como una prueba de fe, o como un castigo. Las visiones de este tipo sobre el dolor se mantienen hasta el siglo XIX. A finales de este siglo, son los fisiólogos y psicofisiólogos quienes conceptualizan la experiencia de dolor como una función meramente sensitiva, en la que se establece una relación entre la cantidad de dolor experimentado y la cantidad de tejidos alterados. 

En cuanto a los factores cognitivos y afectivos, eran considerados como únicamente reacciones al dolor, situándolos en un segundo plano. Desde este modelo, el dolor se entiende como una transmisión directa y lineal del estímulo nocioceptivo, que puede ser eliminado o reducido bloqueando las vías patológicas que producen el dolor, ya sea mediante factores analgésicos, quirúrgicos, bloqueando los nervios, etc.

No obstante, este tipo de enfoque era capaz de explicar el dolor de tipo agudo, pero dejaba sin explicar el dolor de tipo crónico. Es ya en los años 70 cuando se muestra que la experiencia de dolor no está en función de la cantidad de tejidos dañados, sino que es más bien una experiencia subjetiva, evaluada por el individuo. 

En la actualidad, el dolor se explica como un complejo fenómeno multidimensional, en el que entran en juego, la interacción sensorial-discriminativo, motivacional-afectivo, y el control central de sus procesos.

El dolor es reconocido como una experiencia y una expresión que afecta a todo el comportamiento, y que está influenciado por variables de tipo genético, constitucionales, psicológicas, sociales y culturales. Entendemos por tanto el dolor como la combinación de dichos factores que interaccionan unos con otros, para dar como resultado la experiencia de dolor.

 

Artículo: Tania Soria. Psicóloga col. M-22296  Especialista en Terapia de conducta y salud.

 

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marzo 9th, 2018 by Psicotraining

Bienvenidos a nuestra nueva web corporativa…. Desde marzo de 2018 nos lanzamos de lleno a Internet de una nueva plataforma en la que podrás conocer todos nuestros tratamientos y terapias, ver nuestras tarifas online e incluso abonar tus sesiones, consultar nuestro blog de psicología, acceder a información sobre nuestros talleres formativos, etc, etc…

¡Espero que os guste!

 

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